1. Oración inicial
2. Lee La palabra de Dios
“Cazadnos las zorras, las zorras pequeñas, que echan a perder las viñas; Porque nuestras viñas están en cierne”. Cantares 2:15
3. Reflexiona
Las pequeñas zorras pueden destruir nuestra vida espiritual. Un ejemplo de “zorras pequeñas” son todos aquellos problemas que pueden perturbar o destruir nuestra relación con Dios, nuestro matrimonio u otras relaciones. Son cosas que debemos identificar lo más rápido posible para evitar nuestra ruina espiritual y emocional. Debemos pedir al Espíritu Santo que nos escudriñe y nos muestre los pecados sutiles que pasamos por alto, la falta de amor, de perdón, el orgullo espiritual, las falsas creencias, los pensamientos impuros, el egoísmo, la indiferencia, el desánimo, la frustración, la pereza, la falta de propósito, la incredulidad, la dureza de corazón, y demás, que nos llevan a pecados más grandes. Pidamos al Señor que examine nuestro corazón, Salmos 139:23-24 “Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce mis pensamientos; y ve si hay en mí camino de perversidad, y guíame en el camino eterno”.
Generalmente son tan imperceptibles, que surgen cuando quizás estamos dando fruto y dañan todo lo que el Señor quiere hacer a través de nosotros. Como dice Mateo 13:26 “Y cuando salió la hierba y dio fruto, entonces apareció también la cizaña”.
Cuando nos desviamos de la verdad por vivir en conformidad con el mundo, son zorras pequeñas que estorban lo que es bueno para nosotros, por eso debemos hacerlas a un lado. Las zorras pequeñas son las que dañan nuestra relación con Cristo. A veces describimos nuestros deslices con frases como estas: “una insignificante mentirita blanca”, “es un(a) ex novia(o) de mi juventud”, “es solo un compañero de trabajo que se porta muy bien conmigo”, “solo lo tomé prestado…ya lo devolveré”, “solo fue una miradita…” y siempre justificamos lo que el Señor desaprueba. Las zorras pequeñas atacan nuestra sensibilidad espiritual y si las dejamos pasar, aunque estén mal, luego vendrán problemas mayores. La Palabra de Dios nos exhorta continuamente a cuidar nuestro corazón. “Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él mana la vida”, (Proverbios 4:23).
Dios tiene un conocimiento perfecto de nosotros, y todos nuestros pensamientos y acciones están abiertos ante Él. Por eso, este año nuevo dejemos que, al meditar en las verdades divinas, éstas sean de provecho espiritual al aplicarlas a nuestros propios casos, con un corazón humilde elevado a Dios en oración, pidámosle perdón.
5. Comparte
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