1. Oración inicial
2. Lee La palabra de Dios
“El Espíritu de Jehová el Señor está sobre mí, porque me ungió Jehová; me ha enviado… a vendar a los quebrantados de corazón,” Isaías 61:1 (a y c)
3. Reflexiona
Cuando leo parte de este pasaje es inevitable no pensar en lo que hacían los pastores con sus ovejas cuando alguna de ellas se enredaba en el alambrado y se lastimaba, me imagino que las tomaban y las llevaban a su hogar y con sumo cuidado iniciaban la curación, despejando la zona para poder desinfectarla y aplicar el ungüento que evitaría que se generara o esparciera una infección, por último el pastor procedería a poner la venda para que toda la curación surgiera su efecto y terminara sanando aquella herida por completo ¿Por qué menciono todo esto? Porque, de la misma manera, con sumo cuidado, nuestro Pastor Jesucristo ha tomado nuestros corazones, los ha limpiado, ha aplicado el ungüento de Su palabra (ungüento que es más poderoso que cualquier antibiótico que pueda existir) y nos ha vendado hasta que nuestras heridas, tanto físicas como en el alma, sanen. Dichas heridas en nuestro corazón vinieron a causa del pecado, pues al no estar con nuestro Pastor Jesucristo sino por fuera del redil, lastimosamente experimentamos cosas que no debimos y que terminaron matando, robando y destruyendo nuestras ilusiones, pensamientos, etc.
Lo anterior me recuerda a una ovejita en Australia quien se calcula que estuvo perdida por 5 años, cuando la encontraron se dieron cuenta que estaba muy sucia, tenía heridas y una gran cantidad de lana (35 kilos). Dicha lana tapaba su cara y al no poder ver bien no se pudo alimentar de manera correcta lo que la llevó a la desnutrición, para rematar, esa cantidad de peso terminó afectando sus patas. Digamos que de la misma manera nos sucedió a nosotros, fuimos encontrados por el Señor: sucios, cargados de pecado y con heridas en el alma, pero de una manera extraordinaria Jesús nos renovó, tanto así que hoy podemos asegurar, por la fe en Cristo, que ya no vivimos nosotros sino Cristo en nosotros, esto nos indica que somos nuevas criaturas y que ahora que nuestro corazón ha sido curado y vendado por el amor del Señor podemos ir a otros y predicar que en Jesús toda herida puede ser sanada.
5. Comparte
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