Jueves 11 de Septiembre de 2025
11 de Septiembre
SU MISERICORDIA ES PARA SIEMPRE
Alabad a Jehová, porque él es bueno, Porque para siempre es su misericordia.
Algunos en nuestra cultura ven a Dios estrictamente como juez. Piensan que Él está persiguiéndolos. Sí, Dios es santo, y juzga el pecado. Pero Dios también es misericordioso —el evangelio es evidencia de esto. Lo que sea que Dios hace —sea una exhibición de poder o justicia, severidad o ira— es una exhibición de Su misericordia. En el Salmo 136 el autor menciona las obras de Dios a favor de Israel seguidas del estribillo: “porque para siempre es su misericordia.” Su liberación de Egipto, la derrota de reyes perversos, y la tierra que les dio fueron todas evidencias de la misericordia de Dios para Su pueblo.
Dios nos muestra a nosotros la misma misericordia. Nos ha provisto de “El sol para que señorease en el día, . . . La luna y las estrellas para que señoreasen en la noche” y “da alimento a todo ser viviente” (Salmo 136:8-9, 25). Sus misericordias nos rodean por todas partes, como recordatorios diarios de Su amor e interés por nosotros. El salmista fue llevado a alabar a Dios al reflexionar en la misericordia de Dios para el pueblo de Israel, y la misericordia de Dios nos conduce a nosotros también a alabarle. Al reflexionar en lo que Dios has hecho por nosotros, podemos decir con el salmista: “Alabad al Dios de los cielos, Porque para siempre es su misericordia” (versículo 26).
SU MISERICORDIA ES PARA SIEMPRE
Alabad a Jehová, porque él es bueno, Porque para siempre es su misericordia.
Algunos en nuestra cultura ven a Dios estrictamente como juez. Piensan que Él está persiguiéndolos. Sí, Dios es santo, y juzga el pecado. Pero Dios también es misericordioso —el evangelio es evidencia de esto. Lo que sea que Dios hace —sea una exhibición de poder o justicia, severidad o ira— es una exhibición de Su misericordia. En el Salmo 136 el autor menciona las obras de Dios a favor de Israel seguidas del estribillo: “porque para siempre es su misericordia.” Su liberación de Egipto, la derrota de reyes perversos, y la tierra que les dio fueron todas evidencias de la misericordia de Dios para Su pueblo.
Dios nos muestra a nosotros la misma misericordia. Nos ha provisto de “El sol para que señorease en el día, . . . La luna y las estrellas para que señoreasen en la noche” y “da alimento a todo ser viviente” (Salmo 136:8-9, 25). Sus misericordias nos rodean por todas partes, como recordatorios diarios de Su amor e interés por nosotros. El salmista fue llevado a alabar a Dios al reflexionar en la misericordia de Dios para el pueblo de Israel, y la misericordia de Dios nos conduce a nosotros también a alabarle. Al reflexionar en lo que Dios has hecho por nosotros, podemos decir con el salmista: “Alabad al Dios de los cielos, Porque para siempre es su misericordia” (versículo 26).

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